Me lo
decían, amigos y compañeros, que la visita de Benedicto XVI a
Madrid es eminente; en los calores del mes de Agosto, en las jornadas
de la juventud cristiana.
A mi
personalmente las cuestiones religiosas me parecen tan fuera de
tiempo, tan lejanas en la historia del mundo, que me cuesta trabajo
pensar como millones de personas, que se dicen civilizadas continúan
reverenciando ídolos, tragando mitologías fomentando devotamente
ridículos cultos. La realidad, sin embargo, me dice que la persona
debe ser una gran bestia teológica, cuando tan estúpidamente se
somete, en nuestros días, a los mayores absurdos y ¡¡triunfan!!.
Y es que el cristianismo sigue siendo la inspiradora y la reguladora
de la vida en el mundo llamado civilizado. Y a fin de cuentas que es
el cristianismo sino una doctrina deprimente y un poder aplastante
gravitando sobre la humanidad dolorida, pues se ha abierto paso
derramando sangre humana a torrentes, torturando cruelmente y
exterminando hombres y mujeres a millares.
La
pretendida religión del amor ha sido en todo tiempo el azote de la
humanidad. Y no lo digo yo son los hechos mismos los que hablan con
incontrastable elocuencia.
Si tan
hondo hemos caído, ¿no habrá una solo voz que se alce en son de
protesta, que repruebe severamente la ruin y vil idolatría, que
rechace valientemente toda complicidad con labor tan nefasta?.
Personas
libres por encima de todo podremos ser tolerantes, somos tolerantes,
con todas las ideas, y jamas nos rendiremos al fanatismo por los
hombres, así sean más representativos que los mismo supuestos
dioses. No ayudaremos a forjar una cadena aunque sean de oro y
diamantes sus eslabones. Un cerebro libre un corazón entero, una
conciencia recta, no puede sino abominar de todas esas bajezas
idolátricas que degradan, que encanallan a las multitudes.
Salud y
liquidación Social.
Iberia
– Agosto - 2011
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