29 de junio de 2011

UN CUENTO

Es un cuento viejo. Con el señuelo, de que este partido lo hará mejor, se ha embobado a las gentes. La levantada cucaña se ha hecho solo para los hábiles trepadores. Abajo quedan boquiabiertos loas papanatas que fiaron en cantos de serena.
La promesa democrática, la promesa social, todo sirve para mantener en pie la torre blindada de la explotación de las multitudes. Y sirve naturalmente para acaudillar masas, para gobernar rebaños y esquilmarlos libremente.
La gran mentira alienta y sostiene este estado de cosas, alienta y apuntala fuertemente este ruin e infame andamiaje social, repetida hasta la saciedad, sostenida y fomentada por la fe de los ingenuos, por la creencia de los sencillos, por la bondad de los nobles y sinceros.
Tanto como por la incredulidad y la cuqueria de los que dirigen, de los que capitanean,de los que esquilman el rebaño humano.
En la gran mentira entramos todos y sálvese el que pueda. Las cosas derivan siempre en el sentido de la corriente. Vamos todos por ella más o menos arrastrados, porque la mentira es cosa sustancial en nuestro propio organismo; la hemos mamado,la hemos engordado, la hemos acariciado desde la cuna y la acariciaremos hasta la tumba.
Revolverse contra la herencia es posible, y más que posible, necesario e indispensable. Sacudirse la pesadumbre del andamiaje que nos estruja, no es fácil, pero tampoco imposible. La evolución, el progreso humano se cumplen en virtud de esas rebeldias de la conciencia, del entendimiento y de la voluntad.
Nosotros no queremos más rebaños.
Frente a la servidumbre voluntaria no hay otro ariete que la extrema exaltación de la personalidad.
Seamos con todo y con todos respetuosos, el mutuo respeto es condición esencial de la libertad, pero seamos nosotros mismos. Antes bien hay que ser realmente libres que proclamarselo. Vayamos pues por esta vereda escudriñando la experiencia.
¡ Ah ! Y vamos por el 101. Salud y liquidación Social.

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