A
raíz de nuestro recorrido por el panorama libertario (y por la
sociedad en general), hemos venido observando como el uso de drogas
en los espacios, situaciones y momentos de lucha suponen un problema.
Entendemos que el consumo de tóxicos (mayormente alcohol y cannabis,
pero también otras drogas), es un factor que acaba con la lucha o
bien disminuye en mucho su efectividad y virulencia, al ser una
fuente de evasión de una realidad de la cual no hay que escapar,
sino que hay que combatir. Además, merma algo que es primordial para
la consecución de una lucha verdaderamente efectiva, la reflexión
consciente y despierta, el estado de alerta y la capacidad creativa y
de esfuerzo.
En
efecto, la tarea que tenemos les anarquistas contemporáneos es, ni
más ni menos, que comenzar desde cero, autoformarnos y tomar
conciencia de la realidad que nos rodea y en la cual estamos inmerses
para poder plantar cara acercándonos a nuestro ideal. Con la
represión y el poder mediático de un Estado mil veces reforzado, la
tarea que nos toca es colosal, no caben aquí pues ni las borracheras
ni los “morados” ni la juerga inconsciente, consumista,
individualista y alienante. Cabe la creatividad, la reflexión, el
esfuerzo y la puesta en común de estrategias, experiencias y
aprendizajes en un entorno sano. No podemos picar el anzuelo, es el
Estado el que viene introduciendo el consumo de alcohol y otras
drogas a través de sus aparatos de propaganda y otros medios. Antes
que luchando, nos quieren ver drogades, borraches y sumides en una
vorágine de autodestrucción, esto es algo obvio.
A
menudo, hay personas que opinan que promover la abstinencia de las
drogas es algo reaccionario, se nos acusa de moralistas, ¿hay algo
más revolucionario que pretender mantenernos conscientes para luchar
de una forma más efectiva contra el Estado y el Capital? ¿hay algo
más reaccionario que mermar nuestras capacidades y aptitudes
autodestruyéndonos con el consumo de sustancias de las cuales el
Estado saca ingentes beneficios económicos, a la par que
prácticamente acaba con la capacidad de lucha de sus enemigues
potenciales? Se nos acusa también de “decir a la gente lo que
tiene que hacer”, sin embargo, ese no es nuestro propósito, pues,
como anarquistas, defendemos la libertad individual de cada cual para
tomar la sustancia que le venga en gana. Nuestro
propósito no es prohibir nada a nadie, sino llamar
a la reflexión sobre el problema de las drogas en relación con la
lucha social para conseguir incrementar el número de compañeres
conscientes de este problema y que luchen por solucionarlo.
Muchas
personas argumentan que puede existir una relación con las drogas
más “responsable”, que no se base en excesos, que se haga de
forma consciente, etc. Nosotres respondemos que hacer apología de un
uso “responsable” de drogas en pos de pretendidas virtudes de
dichas sustancias no es nuestra labor, pues el problema que vemos en
la realidad es el abuso y la alienación, la autodestrucción y el
aletargamiento. No vemos a gente consumiendo sustancias de forma
responsable, al menos en la generalidad, por lo tanto no vamos a
hacer apología de algo que ha destruido, y destruye, multitud de
movimientos populares que amenazan al poder en pos de una “virtud”
que no vemos por ningún lado. Existe un problema: el abuso de estas
sustancias y la autodestrucción de las personas que las consumen y,
por tanto, la aniquilación de la lucha en la cual se supone que
dichas personas están inmersas. Este es el problema que vemos y éste
es el problema que combatimos; no estamos dispuestes a promover un
uso “responsable” de las drogas, queremos promover la abstinencia
porque no vemos que se esté dando un uso responsable (si es que se
puede denominar responsabilidad al hecho de introducir a sabiendas
tóxicos en el organismo), vemos autodestrucción, alienación,
aletargamiento y casi la total ausencia de raciocinio, sentido
crítico, reflexión y creatividad; virtudes todas ellas
imprescindibles para la tarea que nos traemos entre manos.
Grupo
Anarquista Pirexia
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