De todo el mundo es bien sabido
que la calidad de vida de una ciudad empieza por el respeto y cuidado de sus
zonas verdes, ya que son el pulmón de la localidad y un claro signo de su
salud. En San Javier el destrozo de nuestras zonas verdes es contínuo: no pasa
un día sin que un árbol que estaba en perfecto estado sea podado de un modo
radical e incluso talado con cualquier excusa. Tanto los gobiernos municipales
del PSOE como del PP se han encargado de ir arruinando poco a poco nuestras
zonas verdes (sí, digo “nuestras” porque son de todos los vecinos y vecinas, y
no del partido de turno que en cada momento regente la alcaldía).
A ello hay que añadir el odio
auténtico que tienen algunos vecinos y vecinas hacia la naturaleza: otra cosa
no hacen, pero ya se encargan de “convencer” al personal del ayuntamiento para
que destroce mas zonas verdes, con excusas tan “paletas” como “es que tienen
ratas”, “los árboles dan calor”, “ afean las fachadas”, “tengo yo que barrer
las hojas que caen” y otras sandeces por el estilo.
La importación de palmeras
infectadas por el picudo rojo por parte de las empresas ladrilleras (las mismas
que han arruinado el país) está acabando con la mayoría de ejemplares del
municipio, y a las pocas palmeras que quedan se les envenena “para preservarlas
del picudo”(?). El envenenamiento masivo de todo tipo de árboles, arbustos y
resto de zonas verdes es otra de las estrategias para arrasar la naturaleza de
San Javier. Mientras, la mayoría de vecinos y vecinas sigue en sus casas sin hacer
nada por evitarlo, sin darse cuenta del legado que va a dar a sus
descendientes: un municipio convertido en un auténtico cementerio.
A todo lo narrado hay que
añadir el comportamiento mafioso de gran parte de la población, amenazando a
quienes “osen” intentar defender la naturaleza: “ si haces esto te despido, y
además ya me encargaré de que nadie te dé trabajo”, “que no te vea yo ir con
esos/esas perroflautas”, “si me sigues el juego te daré un caramelito”, “ a
ese/esa no se te ocurra venderle nada”, y otras ocurrencias mas propias de la
Edad Media que del siglo XXI. Este tipo de amenazas se extienden a otros
problemas del municipio, y no solo al tema del medio ambiente.
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